La semana pasada sin duda alguna nos horrorizaron los hechos ocurridos en Francia. Acto seguido se ha revisado el discurso manejado por quienes ahora están en campaña política hacia la presidencia de ese país, en el que se pudo haber exacerbado tensiones religiosas y étnicas.
Quienes usan la palabra para dirigirse a cualquier pueblo, que indiscutiblemente, tiene diversos intereses, necesidades, creencias, prácticas, deben analizar el poder que esta tiene, como esta puede unir o separar, sacar lo mejor o lo peor de los seres humanos.
Estamos a las puertas de una nueva campaña electoral, que quienes como candidatos usen la palabra como medio para obtener votos, lo hagan con responsabilidad, seguir hablando de “nosotros y ellos” no conduce sino a seguir perdiendo la oportunidad de un mejor futuro para todos. No lamentemos hechos generados por la intolerancia, por la irresponsabilidad de quienes no miden en su afán electoral las consecuencias de sus palabras.