¿Entiendo mal el argumento esgrimido por un lector de EL COMERCIO? Hago esta pregunta porque según la opinión de Pablo Jarrín, si un pueblo es religioso no puede ser próspero. En ese caso Cuba debería ser una potencia mundial y EEUU o Alemania deberían estar en la bancarrota ya que el número de personas religiosas en esos países va en aumento.
Así mismo, países como China o Japón, que mantienen su religiosidad milenaria, no deberían ser potencias mundiales. Lastimosamente, el éxito de un país no depende de si uno es religioso o no, depende de muchos otros factores entre ellos de oportunidades y de políticas que en vez de ahuyentar capitales y empleos los atraigan. Me parece que la frase de Jesús “a los pobres siempre los tendrán con ustedes” (Mt. 26,11) no significa: “quiero que siempre haya pobres”.