El domingo 30 de Octubre 2016, la editorial de El Comercio señalaba como Nicolás Maduro utilizaba una cruz regalada por el Papa Francisco para bendecir con ésta a sus partidarios. Un día después, el Sr. Julio Tarré Andrade en su carta a la dirección en El Comercio, elogiaba a P. P. Kuczynski por haber ofrecido a Perú en consagración a Dios. No es posible olvidar tampoco como hace casi una década Álvaro Noboa, en su cierre de campaña, pedía a Dios de rodillas que el pueblo ecuatoriano pueda tener empleo, salud y que puedan vivir con dios en su corazón. Es obvio que, independientemente de la tendencia política, los líderes y candidatos son expeditos usando la religión católica. Un ejemplo clásico: “Yo juro en el nombre de dios todopoderoso mi lealtad al Fuhrer”, solían recitar los oficiales del ejército nazi, quienes portaban en la hebilla de su cinturón la frase “Dios de nuestro lado”. Hace 240 años Jefferson, Madison, Washington y otros fundadores de la nación estadounidense aseguraron el éxito y la prosperidad de su sociedad creando una pared entre iglesia y estado. ¿Es acaso tan difícil entender por qué?