Cada día nos vemos abocados a una mayor carga tributaria. Este Gobierno ha justificado su última reforma diciendo que esta no impactará a la clase pobre; en cambio, la golpeada clase media asume otro impacto, así como el aparato productivo que la interpreta como mayor inestabilidad jurídica.
Estimo, es el momento de llegar a una racionalización de los tributos, más aun cuando por otra parte tenemos una cantidad enorme de subsidios como: combustible, gas, transporte, electricidad, seguridad social, bono de desarrollo humano. Muchos subsidios sin duda han generado señales no positivas ni para el consumo ni para el crecimiento.
Es hora de que el Gobierno determine un rediseño de los impuestos y los subsidios; de señales claras de los costos de los bienes y genere un conjunto mínimos de impuestos que faciliten su control y optimicen la recaudación. De seguir con el actual tren de gastos, y sin ajuste, en poco tendremos más impuestos que permitan pagar los abultados subsidios.