Según estudio del 2011 de la OMS sobre la asociación: ‘Calidad del aire y mortalidad, por la polución (exposición a las partículas finas de óxidos de nitrógeno y carbono negro)’, en 1 100 ciudades de 91 países, (80 de 91 países) no respetan los cuidados en materia de polución ambiental, sobre todo los de crecimiento rápido, nuestras urbes ecuatorianas son una muestra fiel de las consecuencias: cardiopatías, cánceres pulmonares, asma e infecciones respiratorias en niños, viejos y enfermos.
La evidencia científica actual establece una relación causal entre la exposición a largo plazo a contaminantes del aire ambiente y la enfermedad cardiovascular (aterosclerosis, estudio Air MESA): infarto agudo y enfermedades coronarias, accidente cerebro-vascular, enfermedad arterial periférica, insuficiencia cardíaca congestiva, cirugía cardíaca.
La importancia de este estudio multiétnico prospectivo obliga a nuestras autoridades del ‘buen (con)vivir’ a estudiar y legislar inmediatamente en contra de todos los agentes que polucionan y nos están matando lentamente.
Con solo disminuir la contaminación del aire se reducirían las mortalidades cardiovascular y respiratoria, causas primarias de muerte en nuestro país; en vez de dedicarse de forma absurda a criminalizar el ejercicio noble de la medicina con consecuencias que, seguramente, se volcarán contra la propia población, que supuestamente quieren proteger.