El terremoto nos obliga a pensar en esto:
1. La colaboración privada para el país sigue siendo indispensable, por importante que se lo considere al Estado. Basta medir la solidaridad demostrada por tal sector en este triste momento.
2. Criticar a los ciudadanos que en función de sus pequeños recursos han levantado sus viviendas, en sitios no adecuados o bajo condiciones reñidas con la técnica, es no entender la pobreza.
3. Está bien que se solicite el apoyo económico de los empleados públicos, pero sería inaceptable que tales recursos se canalicen en favor de los damnificados a nombre de AP.
4. Es improcedente que se organicen las marchas del Día del Trabajador, en un momento que el Ecuador necesita estar unido para poder solventar, al menos, los problemas de hoy.
5. El que mayores lecciones debería sacar de la falta de previsión económica es el Gobierno, porque los años de ‘vacas gordas’ nunca han sido eternos. “Actuar sin pensar en el futuro es como disparar sin apuntar”.