La campaña de recolección de firmas del colectivo “Rafael Contigo Siempre” parece llevarse a cabo discretamente: ejemplo de austeridad y óptimo uso de recursos. Quizá la “socializan” ante grupos localizados y claramente identificados por su afinidad con el gobierno. Si es así, avanzará muy rápido y bien. Yo ando por todo Quito y nunca las he visto en las calles.
El contraste con la campaña de los Yasunidos es notorio. Se vio presencia de los activistas antes, durante y después, en el Consejo Electoral, en calles y parques, donde armaban carpas y permanecían todo el día. Incluso se vio los operativos del obsecuente alcalde de entonces, Barrera, para desalojarlos por “ocupar el espacio público”. Y la actuación del CNE, dirigido por Domingo Paredes, ex director de Senagua, muy allegado al Ec. Correa, que se dedicó a invalidar firmas hasta que por casualidad, quedaron menos del mínimo requerido.
En el peor de los supuestos, si las “activistas” de la actual campaña trabajaran en estrecha colaboración con el gobierno, les sería fácil acceder, inclusive, a enormes bases de datos en entidades públicas, con miles de nombres y firmas. La tecnología permite escanearlas e imprimirlas en alta definición, de modo que poco se diferencian de firmas autógrafas. No quisiera pensar que eso pudiera pasar, ¿ante quién podríamos reclamar si no hay un consejo electoral independiente?