En la sesión en homenaje a Quito con motivo de un aniversario más de su fundación, echamos de menos, el que entre los homenajeados por el Municipio capitalino, por singulares méritos, no se haya mencionado al apreciado y distinguido historiador, Padre Agustín Moreno de la Orden Franciscana, fallecido este año; quién con afinada pluma y profundo amor a la capital escribiera no pocas obras, dedicadas a poner en relieve los valores capitalinos, la belleza natural de sus paisajes, como en su magnífico libro Quito Eterno, que le deparó no solo una gran satisfacción al autor, sino al país. Cuando se verificó la sesión de la Unesco en 1978 para escoger la primera ciudad que debía ser declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad; Rodrigo Pallares ofreció a los jurados esa obra. De allí brotó esta frase:” Si esto es Quito se trata de una maravilla”. Así se obtuvo el renombrado honor.
Fray Agustín fue uno de los grandes historiadores que auscultó un sin número de datos y documentos sobre los primeros fundadores de la Quito hispánica, de sus moradores, como de los conquistadores que blandieron la espada para posesionarse de tierras de leyendas y acciones guerreras de los antepasados, que dejaron huella imborrable. Y por supuesto, de la acción misionera de la Iglesia.
El amor a Quito fue una de las pasiones de este inquieto fraile franciscano que no se contentaba con medianías y datos confusos del país y de sus habitantes.
Su grande afecto a Quito se tradujo también en bellas páginas de poesía bruñida en el solar del poverello de Asís para sintonizar los valores de la quiteñidad. En uno de ellos expone este deseo ¡ “Dios te bendiga siempre Quito Eterno en belleza y en paz” !