La ciudad de Quito me trae recuerdos memorables de mi niñez, ya que la primera ciudad que conocí en mi inicial viaje realizado a los siete años. Su belleza colonial intacta me inspira a volver cada detalle en su arquitectura, en sus paisajes, la cultura de su gente, tiene una chispa mágica.
Soy guayaquileña y amo a mi ciudad de la misma manera que a la capital de mi país y deseo de todo corazón que los quiteños atesoren ese privilegio de tener a la Carita de Dios. Espero volver pronto y encontrarla incluso más hermosa.