Dos publicaciones del 11 y 12 de junio de el diario EL COMERCIO, me inducen a escribir esta carta, porque la primera se refiere al “malentendido de lo popular” escrito por Fabián Corral; y la segunda, a las declaraciones del alcalde de Quito, Mauricio Rodas, anunciando su decisión de no buscar su reelección en las próximas elecciones seccionales. Ambas hacen relación a la perversión de la política en nuestro medio.
Fabián Corral afirma, por ejemplo, que la política “pervierte el sentido de la dirigencia y condiciona la forma de pensar”; que decir la verdad es “políticamente incorrecto”, y, que “plantear soluciones realistas, es un disparate”, porque “los temas de fondo se sustituyen por la habilidad para hacer retórica de todo”, pues “el mundo es el escenario donde triunfa el mejor actor”.
Por otra parte, sostiene el alcalde Mauricio Rodas: el “no haber impulsado proyectos para estar presente en sus inauguraciones”; que “no había visto un Concejo Metropolitano con ese nivel de bloqueo y un ambiente terrible de oposición política, inclusive del gobierno de Rafael Correa por tres años”, por lo cual “ha sido difícil llegar a acuerdos en el Concejo Metropolitano de Quito, porque hay concejales que han antepuesto intereses políticos a los de Quito”, concluyendo que “jamás imaginó que iba a haber un nivel de virulencia tan fuerte”, pues, “más allá de las legítimas diferencias políticas”, debía estar “primero la ciudad”.
Por el bien de la Capital de la República, esperemos que la virulencia, o sea el principio de las enfermedades contagiosas, sea controlada, para que la administración municipal de Quito vuelva a ser modelo para el resto de Ayuntamientos del país.