Conocí los cambios hechos en la laguna del parque de La Carolina. Y sí, todo cambio es positivo, a pesar de que siempre habrá peros por la falta de estudios sistémicos.
Ahora las personas pueden sentarse al filo de la laguna lo que es un plus. Pero lo que percibí es que el agua de la laguna ya contenía desperdicios y el color café del sintético rompe la armonía del entorno, justamente por la falta de un estudio sistémico.
En fin, ya está hecho, pero lo que si pediría a los encargados de controlar el cumplimiento de normas básicas de limpieza, es que eduquen a los vendedores, porque a mí, y a muchas personas nos consta, porque era algunos vendedores botaban los desperdicios generados en la laguna y hasta usaban esa agua para lavar las naranjas que vendían al público.