Hoy que nos falta, como sociedad, austeridad en los gastos y honorabilidad en nuestras actuaciones, vale recordar dos hechos por haber sido Asesor de los dos organismos: el primero la negativa permanente de Raúl Baca, cuando era presidente del Congreso, para autorizar la creación de nuevos cargos a pedido de los diputados, porque estimaba que no podían ser “generosos con plata ajena”. El segundo, la austeridad con que se desarrolló la Asamblea que elaboró la Constitución de 1 998 y que estuvo presidida por Osvaldo Hurtado, quien dispuso que cada una de las comisiones cuente con un solo asesor y un secretario, “a tiempo completo”, a igual que la Presidencia y las dos Vicepresidencias.
En ambos casos, la información de las labores cumplidas se lo hacía mediante declaraciones de prensa, sin publicaciones pagadas y sin espacios contratados en los medios de comunicación. Y en el caso de la Asamblea se escogió para su funcionamiento la Academia Militar de San Rafael, porque, simplemente, su ocupación no tenía costo.
Ahora todas las acciones de las diferentes entidades estatales se las promociona en actos públicos en hoteles “cinco estrellas”, que generalmente terminan en largas reuniones.
Y lastimosamente, el “modelo” de varias dependencias del Gobierno Central está siendo copiadas por los municipios y consejos provinciales, donde cada cual trata de “probar su eficiencia”. Un ejemplo de ello es el contrato recién firmado por el Consejo Provincial del Guayas de cifras altas para promoción institucional y obviamente del Prefecto.
Mientras no haya austeridad “a todos los niveles”, naturalmente que los recursos serán siempre insuficientes, lo que obligará a los Gobiernos Descentralizados a pedir más rentas al Ejecutivo y a éste a endeudarse más para poder atender los pedidos.
Un detalle pormenorizado de todos los gastos superfluos o no indispensables, debería establecerse mediante Decreto Ejecutivo y su incumplimiento sancionado por la Contraloría.