Nuestras autoridades de salud, el COE nacional y el local, han fracasado estruendosamente, en el control de la pandemia causada por el virus SARS-CoV-2. Los sistemas sanitarios público y privado están desbordados; en efecto no existen, ni la estructura sanitaria, ni los insumos, ni el personal científica y técnicamente preparado; tampoco se han efectuado el número suficiente de pruebas para el diagnóstico precoz de la enfermedad y para combatir y derrotar al covid-19. Vemos con alarma que la ley seca rige solo para los fines de semana, que el toque de queda se reduce a solo 8 horas, que el movimiento vehicular está supeditado al último número de la placa, que se abren las playas, etc. Con estas medidas, no se podrá vencer este terrible flagelo.
El Estado debe comprender que únicamente un pueblo sano, está en condiciones de trabajar y producir para el bienestar y progreso del país y que debe velar por la salud de nuestro pueblo, como lo prescribe la Constitución.