Tuve la “suerte” de ir al nuevo aeropuerto de Quito y me ratifico que fue una irresponsabilidad inaugurarlo sin vías de acceso; ya que, hasta el momento, se habla de que recién estarán terminadas en un año más, pese a que la sola modernización de la ruta que atraviesa Cumbayá y Tumbaco y cruza el río Chiche, hubiera sido la solución más viable y oportuna.
Dicha arteria es lenta porque existen nada menos que 22 semáforos a lo largo de los centros poblados, por lo cual si se construían unos 6 o 7 pasos a desnivel el paso rápido estaba garantizado, como lo es por la av. Simón Bolívar en el tramo que va al sur de la ciudad.
Las otras rutas, como la que utilizaría la vía Intervalles o la que comienza después de Calderón, no son una solución adecuada para la mayor parte de la ciudadanía, al extremo norte y al extremo sur de la ciudad.
Algo más, los “planificadores” del Municipio, pese al aumento del parque automotor, están estrechando las calles, porque se destina un carril exclusivamente para bicicletas y si el otro ya forma parte de la llamada zona azul, queda tan solo uno tanto para vehículos livianos como pesados.
Esto que parece muy inteligente, es una barbaridad porque está suponiéndose que la mitad de los habitantes se moviliza en bicicleta y la otra mitad en automotores, cuando la realidad, es que menos de un 1 x 1 000 va en bicicletas e inclusive motos, con lo cual se está afectando directamente a la amplia mayoría.