Una de las causas de la crisis educativa es la indisciplina de los alumnos desde hace diez años, quienes solo reclaman derechos y no cumplen con las obligaciones que les impone la Ley Orgánica de Educación Intercultural.
Todos los involucrados en la educación tienen que insistirles en que deben asistir regularmente a clases y cumplir con las tareas del proceso de enseñanza (mal hacen los distritos en promover de curso a los faltones); mostrar integridad y honestidad académica (investigar no es copiar y pegar); comprometerse con el buen uso y cuidado de las instalaciones físicas (lamentablemente ciertos planteles están pintarrajeados y sucios); tratar con dignidad, respeto y sin discriminación a los miembros de la comunidad educativa (existen estudiantes que deben ser trasladados a otros colegios por hacer bullying); fundamentar sus opiniones y respetar a los demás (hay que enseñarles a pensar); respetar los códigos de convivencia. Bien decía la célebre maestra Gabriela Mistral que “en el progreso o el desprestigio de un colegio todos tenemos parte”, palabras que comprometen al conjunto formado por autoridades educación, profesores, padres de familia y alumnos; para imponer disciplina no hay que temer.