Tengo la impresión de que las actuales autoridades municipales nunca estuvieron preparadas para resolver los problemas de la ciudad y esto les está generando críticas por todos lados.
El viejo problema del transporte urbano sigue ahí manifiesto, pese a las promesas de mejorarlo.
Quien utiliza estas unidades no solo se topa con que son incómodas para subir, ventanas imposibles de abrir, desaseo y malos tratos de los conductores, sino que van a velocidades que parecen que ya se chocan, van peleándose entre buseteros y dejan a los pasajeros donde les da la gana.
El otro problema es el ruido. Desde que llegaron a la Alcaldía vengo solicitándoles mediante varias comunicaciones que controlen el ruido de las bocinas de los camiones distribuidores de gas en Carcelén Alto. Pese a darme la razón de la existencia del problema, se tiran la pelotita (responsabilidad) entre dependencias municipalidades. Hasta ahora no lo resuelven.