Presidente, discrepar no es delito

Veo incoherencia en el presidente Correa, cuando por un lado habla de democracia, y por otro arremete en duros términos contra quien que se atreve a opinar distinto. Se repite la historia del coronel Carrión, o lo vivido por María Paula Romo, César Rodríguez y la propia hermana, que terminaron por alejarse de Alianza País.

No conozco a la asambleísta Pabón, pero ella, al igual que todos los ecuatorianos, tiene derecho a expresar su pensamiento libre, equivocada o no, pues así lo garantizan la Constitución y la Carta Fundamental de Derechos Humanos. El Primer Mandatario debería pensar: Con más de 100 votos, por qué preocuparse por dos o tres que discrepan -"deslealtad" como él dice-, hay que respetarlos.

Todo el país fue testigo del fuerte "llamado de atención" del presidente Correa a Pabón, y días después la desdichada mujer "obedeciendo" al pie de la letra. En este caso puntual queda claro que: 1) La Asamblea Nacional ha perdido autonomía y dignidad, agachan la cabeza ante las amenazas de Correa (lo criticado en la partidocracia). 2) Los asambleístas del bloque País no se atreven a opinar libremente, están subyugados por el Ejecutivo. 3) Pedir destitución o sanción por opinar distinto, no resiste el más mínimo análisis jurídico, pues opinar dentro de un proyecto de ley se aplica la inmunidad parlamentaria, y, 4) Yo voté por País, pero tengo derecho a expresar que no se debe pisotear la dignidad de ninguna persona.

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