Inevitablemente, existe un contraste político en nuestro medio, que se acentúa de manera sistemática y progresiva en las diversas esferas sociales. Mientras unos se conforman con el poco de dinero de sueldo que apenas les alcanza para subsistir, otros se encuentran inconformes con sus salarios bien remunerados que logran percibir, pues unos viven en casa de caña y adobe y otros en mansiones con carros de lujo llenos de ambiciones.
Me pregunto si será cierto lo que se escucha y ve todos los días acerca de la justicia social en un país donde imperan la conveniencia o intereses. Por un lado, se sienten el odio y rencor; y por otro, la vanidad y orgullo hacen gala de cierta personalidad controvertida. Nos encontramos en una verdadera encrucijada política.
Esperamos que con la llegada del Sumo Pontífice se mejoren los ánimos y enrumbemos nuestro espíritus por mejores caminos para así gozar de verdadera paz y felicidad con tranquilidad ciudadana para dejar a un lado tantas falacias que hacen daño a nuestro país.