Hay médicos y médicos. Hay quienes salvan casos imposibles y hay otros que apagan vidas en operaciones rutinarias. Hay médicos e instituciones médicas que no atienden a pacientes solo por no presentar una tarjeta de crédito ilimitada.
Hay médicos que recetan carísimos medicamentos solo por recibir las prebendas de los laboratorios farmacéuticos. Hay médicos que solo recetan para “ciertas” farmacias o solo mandan a realizar exámenes en “ciertos” laboratorios de donde reciben porcentajes.
Hay médicos que hacen caras cesáreas cuando podía ser parto normal. Un médico lejos de ser Dios e infalible debe tener la humildad de decir: hago todo lo que mis conocimientos alcanzan, o decir: me equivoqué y debo afrontarlo.
No estoy de acuerdo con las acciones simplistas de un grupo de médicos al decir: renunciamos todos porque somos intocables. Tampoco estoy de acuerdo en quien quiere importar médicos de Cuba, Venezuela o Haití.