Votamos unidos y solidarios con el actual Alcalde en la absoluta seguridad que por ser de Alianza País, el presidente Correa iba a dar a Quito un apoyo magistral, como lo ha dado a Guayaquil, sobre todo en material vial, que es nuestro talón de Aquiles, pero nos engañamos completamente. Empezando porque el Burgomaestre municipal se dedicó el primer año a presionar al Contralor para que diera el aval al llamado ‘atraco de Tababela’, según palabras y libro del Presidente.
Además, nos presentó como obra inmediata la construcción del metro para solucionar la asfixiante vialidad, para disimular su incapacidad de dar solución a este tremendo problema. Reconozcamos que nos equivocamos completamente, no encontramos un líder lleno de ideas, de iniciativas, de carisma o como dicen los jóvenes con ‘berraquera’, para sacarnos de esta inseguridad, atroz y sangrienta, y una movilidad que desespera. Para completar, carece de la fuerza de carácter, como Nebot, para obligar al Presidente, por las buenas o malas, a conseguir lo que él quiere.
Para colmo de males, Correa a pesar de haber recibido un apoyo fundamental de Quito en todas las elecciones, lo ha tratado con una ingratitud e injusticia increíbles.
Para cerrar este cuadro negro e ignominioso, encontramos en Quito una población que no protesta, que no se queja y que aguanta impasible, contagiados de esa paz franciscana que, “si dan bien y si no, también”.
¡Quito, madera de conformistas!