El número de científicos en un país tiene relación directa con el potencial de innovación tecnológica y consecuentemente con el impulso a la industria y economía. Según SCImago Journal & Country Rank, Ecuador se halla en el puesto 99 de 226 países en productividad literaria científica. Mientras que vecinos como Colombia y Brasil se hallan en los puestos 52 y 13, respectivamente. La relación entre poderío industrial y económico y productividad científica no es casual.
Ser PhD es inherentemente una vocación espiritual para la ciencia, esto es tener una predisposición natural por la complejidad. Es por esto que un PhD no es para todos, menos para aquellos que lo desean para mantener sus posiciones de poder o estatus socioeconómico. Los PhD fueron rechazados y temidos por las universidades nacionales por décadas, provocando el desangre de la escasa élite científica ecuatoriana. Hoy, por primera vez y aunque a la fuerza, los PhD empiezan a ser valorados como forjadores de un posible nuevo futuro económico para el país. Sin embargo, hay riesgo de que esta importante élite académica se desvirtúe.