En mi calidad de ciudadano común y corriente que vivo de mi trabajo, debo confesar que soy un adicto. Mi “adicción” es a la lectura y estar al tanto del quehacer político en el Ecuador y el mundo. Cuando no tengo nada que hacer y estoy aburrido, veo en televisión o leo, algo de los medios de comunicación del actual Gobierno populista.
Me da mucha pena como ecuatoriano criado con disciplina y respeto como valores fundamentales el hecho de que estos medios de “comunicación” no indiquen la verdad completa de noticias, realicen reportajes con una gran desproporción a favor de gente que tiene igual criterio populista, al igual que reportajes, únicamente noticias de Telesur que pertenece a Hugo Chávez y como hoy día por medio del Internet, la poca prensa libre y valiente que existe, y el caminar por las calles del país, nos permite contrastar la verdadera realidad y las equivocaciones de la prensa del Estado, queda en evidencia la parcialización.
Yo entiendo que ante la actual crisis muy grave económica, delincuencial, desocupación y otras que han aumentado en los años de la revolución del siglo XXI mucha gente tiene que aferrarse al trabajo que sea; pero por más excelente y jugoso que sea el salario (y otros), que reciben los periodistas que trabajan para los medios del Gobierno, debe primar por sobre todo la ética profesional.
Este Gobierno se da el “lujo” de perder millones según he leído, en la difusión de El Telégrafo y no invierte ese dinero en salud o educación. Vale la pena indicar que yo residí en Nicaragua en los años ochenta, presidente el Comandante Daniel Ortega y vicepresidente el escritor Sergio Ramírez, nunca escuché una burla o un menosprecio del Frente Sandinista contra los medios de comunicación y los medios estatales eran totalmente democráticos en su actitud y allí sí se estaba construyendo el socialismo. Qué diferencia con este socialismo populista que vivimos hoy en día.