El desenlace de esta historia no fue el esperado, todos hubiésemos querido que Javier, Paúl y Efraín regresen con vida a sus respectivos hogares; recuerdo de Charles Chaplin decía “Me gusta la tragedia, no me gusta la comedia” y es por eso que sus películas tenían un final trágico, pero ¿Por qué el de esta paradoja desconcertante? Quizás tanto en el cine como en la realidad, el ser humano necesita de una tristeza extrema para redimirse, la misma que se materializa en cada uno de nosotros a través de la expiación en mártires, como esa que nos produjo Jesús, al morir en la cruz, y que de vez en cuando toma otras formas, pero sin que lleguemos a interpretarlas del todo.
Paúl, Javier y Efraín, estuvieron predestinados a dejar su vida en la frontera, conscientes de que la consustancialidad entre el hombre y su evaporación de este mundo, es la esencia de la existencia humana, aunque a veces nuestra mezquindad haga vernos como inmortales; no estemos tristes, dicen que la acción mas elevada del ser humano, es prepararse para la muerte, estoy seguro que ellos honraron este enunciado, porque el periodismo exige, grandeza, valentía, y desprendimiento.