Con este título en Cartas a la Dirección del viernes 12 de abril, la Srta. María del Pilar Azanza hace una exposición de su disgusto por la aprobación de la “pastilla del día después”. Me permito indicarle que los seres humanos pertenecemos al reino animal, pero por ser inteligentes somos más peligrosos, peor cuando este reino está en celo, es incontrolable. La aprobación de la pastilla del día después es un avance de la ciencia y una salvación para los países que pueden adquirirla, en ningún caso es auspiciar la promiscuidad del sexo; un Gobierno responsable se asesora y protege a las mujeres de su país para que no haya “miles de niñas adolescentes” que se convierten en madre sin ningún deseo de serlo.
Nos han explicado que esta pastilla no es abortiva, si lo fuera, sí es un peligro, un desatino, una infamia como lo es el aborto, condenado en nuestro país, salvo excepciones lógicas contempladas en nuestra Constitución, pero esta pastilla es todo lo contrario, no permite la concepción y ahí está el éxito de evitar embarazos no deseados.
En esta época que los adolescentes viven libres, sueltos, que no piden permiso, peor la bendición a sus padres, saben más de sexo que cualquier experto, que toman alcohol y drogas a su antojo, son mentirosos, sus padres simplemente no pueden controlarles, es casi de Ripley pensar que alguien no acepte “la pastilla del día después” para evitar muertes anunciadas, embarazos no deseados y niños menesterosos.
Lo que tienen que hacer los colegios y los hogares es una campaña para orientar a los adolescentes sobre su uso.