La vida de toda ciudad se desenvuelve alrededor de los parques, pulmones que oxigenan la alta contaminación provocada por vehículos, son lugares de recreo para niños, de deporte para jóvenes, de descanso y unión entre familias.
Lamentablemente, a diario los medios de comunicación nos traen noticias contrarias al propósito de su creación; de noche hay reuniones con licor y drogas, peleas escandalosas que terminan con heridos y a veces muertos, refugios de maleantes, lugar para dormir de niños indigentes.
En el día, menores y adultos que cruzan los parques son asaltados, ultrajados y violados. La Alcaldía sensible a los reclamos ciudadanos debe cercar, alumbrar y poner un sistema de vigilancia por cámaras para evitar su mal uso nocturno y destrucción, tener locales policiales cerca o en los límites del parque, a más de inspectores que deben supervigilar las actividades e instalaciones, reportando sus anomalías.
La creación de un flujograma de trabajo que incluya todos los parques con visitas periódicas ayudará a mantenerlos en buen estado y por último, el Ministerio de Inclusión Social que atienda a los niños e indigentes que usan los parques para dormir exponiendo su integridad.