El papa Francisco

Alabado sea el Señor por esta visita histórica. Que toquen trompetas los ángeles celestiales y se escuche que al Ecuador llega un enviado de Dios llamado Francisco I, sucesor del apóstol Pedro. Salió del Vaticano a buscar a los que son y no son cristianos, para reforzar la fe en el amor al prójimo, la paz con justicia y el amor en los corazones, apártanos de los bienes mundanos. El Papa nos recuerda que las selvas, las flores, las aves, y los animales son de Dios. El ser humano debe respetarlos amarlos y no destruirlos.

Mucha gente no podrá mirar al Papa personalmente, enfermos de cáncer, quemados; médicos de turno, niños, ancianos, guardias, policías y militares, los presos de las cárceles, otros por trabajo y otras circunstancias de la vida; pero siempre pendientes estamos de ti querido Papa con nuestros rezos.

Con tus palabras, consuela a nuestro pueblo, calma a los que acusan, que escuchen con paciencia, la vida es corta, ni los cuerpos nos llevamos en la muerte. Solo quedan las buenas acciones. 

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