En varias ocasiones, el presidente Correa ha manifestado que hay una conspiración internacional para derrocar a los gobiernos progresistas de la región.
Progreso, normalmente, se entiende como avanzar o mejorar y en temas como la democracia, las libertades y los derechos constitucionales, el país volvió a la Edad Media, donde el poder absoluto lo tenía una sola persona y era quien decidía sobre todo. Incluso era la persona que impartía justicia y gozaba de total impunidad. Las personas eran perseguidas y encarceladas sin justificación alguna más que por el deseo del Gran Señor. El pueblo no participaba de ninguna decisión. Su única función era la de pagar los impuestos.
En la actualidad el país ya no tiene un Congreso que fiscalice. La nueva Ley de Comunicación censuró el periodismo investigativo, llevándonos a un peligroso oscurantismo.
Los ecuatorianos nos hemos convertido en simples pagadores de impuestos, sin tener derecho a decidir sobre ningún tema importante. También hay oscurantismo en relación con cómo se han manejado los recursos del Estado, así como en otros temas de vital importancia.
Podremos tener lindas carreteras pero, en mi opinión, en vez de progresar hemos retrocedido al medioevo.