Orellana está olvidada

El devastador terremoto, que asoló gran parte del territorio costanero, produjo efectos colaterales que incidieron profundamente en todo el país. En primer lugar, movilizó a los ecuatorianos y con un inmenso apoyo solidario hemos ido al rescate de nuestros hermanos caídos en desgracia, como no podía ser de otra manera.

El Gobierno y la Asamblea están por aprobar una ley que permitirá la solidaridad económica con los pueblos manabas y esmeraldeños, pero se olvidan de Orellana, provincia que antes del movimiento telúrico ya atravesaba una situación económica catastrófica y sin visos de solución. Poco o nada se ha hecho por ayudar a quienes hemos entregado nuestros recursos y mejores esfuerzos para que la industria petrolera florezca y provea de una inmensa cantidad de dinero a los ecuatorianos. Hemos caído en desgracia y hoy ya no tenemos ni para suplir los más elementales necesidades de la convivencia humana. Nuestras familias se han quedado sin trabajo, sin poder educar a sus hijos, no podemos pagar los servicios básicos, poblaciones asoladas y vacías.

Las instituciones financieras, el SRI, IESS, GAD, Ministerio de Relaciones Laborales, Mintur, Egeda, Soprofon, Sayce, Cuerpo de Bomberos, etc., exigen el pago de deudas e impuestos y se han convertido en la espada de Damocles que pende sobre nuestras cabezas y están a punto de darnos la estocada final. Los legisladores y el colegislador se olvidaron que existimos y que antes del 16 de abril ya estábamos en cuidados intensivos y lo que es peor, nuestras autoridades locales y representantes en la Asamblea no se inmutan y dejan pasar por alto que el peso de mas impuestos recaiga también sobre nuestros sufridos pobladores. Ojalá, el Sr. Ministro del ‘buen vivir’ se acuerde de Orellana.  

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