De la literatura disponible sobre cocinas de inducción y de la experiencia de los pocos usuarios que ya las utilizan, se desprende que estas indudablemente tienen ventajas sobre las de gas.
Curiosamente, el uso de estas cocinas se ha extendido lentamente en Europa, pero no ha tenido acogida en Estados Unidos. Si bien el consumo de energía, (medido en kilovatio-hora) es bajo, por las pocas horas de uso, la demanda energética requerida por cada unidad es alta. Está entre 5 300 y 6 700 vatios a 220 voltios.
La instalación de las mismas en casas unifamiliares no representa mayor problema, pero en edificios de altura, que tienen decenas de departamentos, la situación cambia.
Si estimamos que un edificio de departamentos de 10 pisos tiene 40 viviendas y en todas ellas se va a instalar cocinas de inducción, con una demanda de 6 700 vatios cada una, la demanda total que se va a agregar es de 268 kilovatios, sin contar con la demanda adicional que se requeriría en caso de cambiar el sistema de gas centralizado para calentamiento de agua por otro eléctrico. Esto implica en primera instancia el cambio del transformador del edificio y luego la necesidad de una nueva acometida central para derivar a cada departamento o acometidas individuales.
La operación es compleja, tanto en el aspecto técnico como por los altos costos en los que necesariamente habrá que incurrir, y por los inconvenientes para los usuarios durante el cambio.
Conozco que en un edificio ya han optado por la solución más simple, que es prohibir a los usuarios que cambien las actuales cocinas de gas por las de inducción.
No creo que hayan hecho estudios sobre el nuevo costo del gas sin subsidio para optar por esta alternativa.
La intención de este artículo es, en primer lugar, alertar a los copropietarios de departamentos en edificios de altura, del problema no solamente técnico sino financiero que van a tener que afrontar en muy corto plazo.
Y, luego, pedir a los entendidos en la materia, ingenieros eléctricos y compañías que se dedican a instalaciones en edificios, que ilustren a la ciudadanía sobre los problemas y soluciones generales que se van a presentar.
Si bien cada caso deberá ser analizado individualmente, creo que un primer aporte de profesionales con ideas generales puede ser de gran utilidad.