Ecuador no ha pasado el umbral que diferencia a las naciones desarrolladas. No existe inversión posible que genere crecimiento a largo plazo, si ésta no está embebida en una sociedad propicia para la inserción y generación de tecnología (énfasis en investigación científica), valorización de la educación (énfasis en educación superior) y libertad comercial (énfasis en responsabilidad y honestidad). La sociedad ecuatoriana ha sido tradicionalmente corrosiva a los tres principios que enfatizo en paréntesis.
La innovación tecnológica (y la cultura que debe acompañarla) es el motor principal para generar crecimiento económico. A diferencia de Ecuador, naciones como Hong Kong, Tailandia y Malasia lograron dejar el subdesarrollo gracias a que sus culturas eran favorables a la generación de tecnología. Parafraseando al premio Nobel en economía, Robert Solow, la única fuente posible de crecimiento económico a largo plazo es el cambio tecnológico.
En vísperas de las elecciones presidenciales en Ecuador, es fundamental que los candidatos expresen el valor que ellos otorgan a la investigación científica y su producto último, la tecnología. Es eso o ignorar dos siglos de historia económica.