Una vez más, con mucha pena y dolor, vemos que no hemos estado preparados para afrontar una tragedia como la que nos ha golpeado. Se dirá que la tragedia llegó inesperadamente, como siempre llegan. Por eso mismo, los gobiernos y las autoridades deben estar siempre preparados. Siempre se habló que desde el Gobierno existían planes de contingencia y oficinas especializadas para asumir estos riesgos. Pero a la hora de la hora, nada de nada, como siempre.
No quiero hacer política de una tragedia sin nombre pero no me puedo callar ante la falta de diligencia y preparación para atender una emergencia tan clamorosa con cientos de víctimas, miles de heridos y millones que se quedan sin nada. ¿Cuánto dispone el Fondo de Emergencia que el gobierno debía tener? Creo que ni un centavo. ¿Por qué en la época de abundancia no se hizo un fondo tal que permita atender estas emergencias que sabemos siempre van a haber en un país volcánico y sísmico como el nuestro? Hoy se dice que solo nos queda seguir endeudándonos con alguno de los organismo internacionales. El Banco Mundial nos puede dar un préstamo de USD 600 millones para la emergencia (es el dato que tengo si esta incorrecto pido disculpas). Veo y oigo las noticias. A varias poblaciones como Calceta, Muisne, Flavio Alfaro, etc. y otras menos conocidas y que están más adentro de la costa o por las montañas, no llega ninguna ayuda.
Es una gran pena pero es la realidad de un país tercermundista como el nuestro que, más allá de la “revolución ciudadana”, sigue siendo más o menos igual que siempre. Solo la ayuda internacional, que no ha demorado en hacerse presente pero por sobre todo la generosidad de un pueblo, más allá de banderías políticas, que se ha puesto de pie inmediatamente para no solo solidarizarse con nuestro hermanos sino para acudir con ayuda efectiva, demuestran que somos más los buenos y que solo el pueblo ayuda al pueblo. Que luego del primer impacto, las autoridades nacionales se pongan a trabajar en forma coordinada sin politiquería de ningún bando, ya que la tragedia no sabe de banderas políticas, solo de solidaridad y ayuda. Que Dios nos ayude a salir adelante, ya que esta tragedia significará un gran retroceso en la economía nacional y más en las ciudades y pueblos afectados. ¡Con mi corazón en mi amada patria!