Se logró el acuerdo necesario para solventar los graves impactos ambientales que se iban a producir con la ejecución del sistema de recolección de aguas servidas en uno de los barrios de Nayón.
Se trascendió más allá del análisis si este violentaba las leyes constitucionales o las de Control Ambiental o si el proyecto ocasionaba “secuelas más graves del remedio, que las de la propia enfermedad”.
La coincidencia de criterios no era suficiente. El punto crítico constituía el financiamiento que se requería para instalar un sistema de tratamiento de aguas servidas. Este por supuesto es caro y por tanto, no podía replicarse para solventar problemas similares de la ciudad.
El cambio de la visión paternalista estatal y el de pedir todo, sin aportar nada (práctica generalizada de nuestras colectividades) no eran las adecuadas.
Los proyectos de largo alcance se lograrán cuando se instrumenten políticas tarifarias equitativas y eficientes: subsidios focalizados a la demanda y no a la oferta; complementarios, escalonados y diferenciados. Solamente así lograremos que la receta sea eficaz y logre su cometido.