Con indignada sorpresa leí que la señora Susana Cordero se declaró autora confesa del cambio de la palabra montubio por montuvio.
Mediante la sustitución de una letra, se vanagloria de haber “limpiado” la palabra de una de sus acepciones, la cual afirma que los montubios/as son personas montaraces, gritonas, algo más que no recuerdo. Dice que se basó en una conversación con una (tan solo una) persona manabita, rector de una universidad, que se dolía de esta injusta caracterización de quienes sentimos simpatía con el ser montubios/as. Deseo expresar públicamente que esta práctica de “limpieza ortográfica y etimológica” revela que el autoritarismo “cunde”, como se dice en el habla popular a la cual me adscribo, no solo en esferas oficiales sino en esferas institucionales y sociales. Me pregunto cómo puede la RAE aceptar criterios unilaterales y dar paso a arbitrariedades sin pensar siquiera en el uso cotidiano o en una consulta… Por ello, me declaro montubia, con b de montaraz, de gritona, de lo que sea, en desobediencia a la RAE y a las “limpiezas” y arbitrariedades cometidas “en nuestro nombre”.