Despropósito
La Real Academia de la Lengua define despropósito como: “Dicho o hecho fuera de razón, de sentido o de conveniencia”.
Enfrentamos despropósitos cuando, por ejemplo, contra toda razón se interpretan las leyes, de manera antojadiza, para adecuarlas a ciertas conveniencias. Quienes esto hacen, salen a vanagloriarse ante la opinión pública, como doctos en el tema. Por el escaso conocimiento y una deplorable capacidad de razonamiento, no pasan de los bajos niveles de la vulgaridad.
Actualmente, muchas acciones de algunos entes oficiales, con personeros designados por el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs), que está a punto de ser renovado, demuestran muy claramente lo que significa un despropósito: funcionarios que dejan dudas y cuestionamientos a causa de sus decisiones.
Las nuevas designaciones para los miembros del Cpccs deben tomar en cuenta estos yerros y sus consecuencias, que generan una deuda con la sociedad. No se puede designar a personas afines a una corriente o pensamiento en instituciones obligadas a garantizar los derechos de todos los ciudadanos. Eso es un despropósito.
Los cuestionamientos públicos a las acciones del Superintendente de Comunicación en el caso Bonil, las críticas de algunos juristas a ciertas acciones del Fiscal en el caso Mery Zamora, por ejemplo, y la poca o ninguna clarificación sustentada por parte de los cuestionados, ponen en evidencia que los procesos de selección no son los que la democracia espera.
José M. Jalil Haas