Merece reconocimiento la firmeza con que el CPCCS (T) asumió el reto que la ciudadanía le encomendó; preocupa, no obstante, porque resta credibilidad al proceso, la sensación de revancha que a veces se percibe; tanto que ha trascendido que se cesaría a una persona de la solvencia moral y técnica de la Ab. Soad Manssur Villagrán, superintendente de Compañías; a falta de razones válidas, en realidad por su adhesión a las ideas del anterior Presidente, lo cual implicaría hacerle víctima de injustas generalizaciones, pues es ampliamente reconocida su gestión como independiente y profesional. El mandato ciudadano no consistió en remover a todas las autoridades de control sino en sustituir aquellas que antepusieron directrices políticas y personales al interés nacional. Conocemos a Soad Manssur hace muchos años y nos enorgullece ser sus amigos, en el nobilísimo sentido de la palabra; no en la acepción de “compinche”, como solo los descalificados interpretan el vocablo, degradándolo hasta sus miserias. El CPCCS tiene, con ella, una oportunidad única de mostrar al Ecuador que actúa guiado por la ley y la justicia, y no en función de indeseables generalizaciones.