Fue el término utilizado de forma peyorativa con el que cierto ex presidente llamó al actual jefe de Estado, Lenin Moreno, por dos ocasiones. El término hace referencia a un personaje de la mitología griega, cuyas facciones no son agradables bajo los criterios estéticos. Sin embargo, asociar al Jefe de Estado por su condición de discapacidad con el personaje constituye una grave falta de respeto, cultura y educación. Sin embargo también es una oportunidad para que los ciudadanos valoremos que ahora ya existe libertad de expresión. Fueron titulares de medios de comunicación los ciudadanos detenidos por manifestar su oposición al ex presidente, quien ordenaba a la seguridad presidencial detenerlos, sin necesidad de orden judicial o pedido de Fiscalía, sino según su criterio. Por otra parte, hoy tenemos un jefe de Estado capaz de aceptar la crítica y reconocer que al estar dirigiendo una nación es susceptible de aprobación y reproche, actividades saludables para la democracia. Debemos rechazar las expresiones peyorativas contra la condición de discapacidad. Ojalá y quienes humillan a otro ser humano por esa condición obtengan la respuesta que merecen, desprecio y olvido, por parte de una sociedad que ya no quiere confrontación, pleitos ni corrupción. Existen medios parcializados que socapan los insultos al Jefe de Estado, replicando las miserables expresiones, pero eso será materia de otro análisis.