Hace 23 años que el Ecuador y Perú firmaron y sellaron la paz por el bien de los dos pueblos,. La firma de la paz dejo más de mil millones de dólares de ese tiempo evitando pérdidas para los dos países. Por más de 50 años Ecuador y Perú mantenían una herida abierta que sangraba cada vez que se le ponía algún ingrediente sea político, regional, económico. Los gobiernos de turno sabían cómo hacer arder la herida. Los países garantes dispuestos a mantener la paz decidieron ayudarnos, sellando heridas y abriendo fronteras; para ello se crearon varias condiciones, que fueron aceptadas por las dos partes.
Ecuador y Perú, eran y son países en vías de desarrollo con poblaciones económicamente pobres y sin estructuras básicas como: salud, educación, seguridad, en fin, que hasta hoy carecen varias poblaciones de un buen vivir.
Esto quizás ayudó a que meditaran los gobiernos y decidieran dejar las diferencias territoriales a un lado para dedicarse al desarrollo. Fue un milagro no convencional. Al mirar hacia tras, podemos divisar la magnitud de la paz en la frontera Ecuador-Perú. Vías extraordinarias, campos verdes, poblaciones vivas, comercios que fluyen, espacios para compartir entre los dos pueblos que nos acercan más.
Tumbes en Perú, ofrece un menú de sitios de recreación de bajo costo y de gran calidad; Ecuador, en El Oro, ofrece, oportunidades de expandir el comercio (hay contrabando que no lo logran erradicar) para dar vida a la frontera.