Decidí transportarme en Ecobús. Hace mucho tiempo que no lo hacía porque considero que las nuevas tarifas de taxi, son costosas para el servicio que ofrecen. Mi trayecto fue desde la parada de Petroecuador, en la av. 6 de Diciembre, hasta la parada Los Álamos, en la av. Granados. La primera pobre impresión fue la de un agente de Tránsito en la estación, que con mapa en la una mano y con un moderno teléfono inteligente en la otra.
Trataba de hallar la dirección que un transeúnte le había solicitado. Como vi que no la encontraba decidí preguntarle al ciudadano, y le pude responder que la intersección de las calles Noboa y Caamaño con Coruña, estaba apenas a dos cuadras de la estación. El agente no tenía la menor idea.
La segunda y mala impresión fue la manera de conducir del chofer. Salidas estrepitosas, paradas bruscas, velocidad exagerada. La tercera pésima impresión es el estado del asfalto de la vía en la av. 6 de Diciembre, llena de huecos y desniveles.
Mientras hacía mi trayecto conversé con un amable ciudadano que me decía que a diario existe maltrato por parte de los choferes, porque ante los reclamos de los usuarios se ponen altaneros. En cierto momento tuve que gritar al chofer que maneje más despacio porque no transportaba papas.
La aglomeración en este medio de transporte es infame. Pobres quiteños, pagan sus impuestos al día y con puntualidad para recibir un mal servicio. Viajar así es heroico.