Obras desordenadas

A ratos parece que, en lugar de avanzar retrocedemos y esa es una mala noticia en tiempos de la revolución. A la hora de evaluar las obras que el Consejo Provincial realiza en diferentes puntos, suceden deslices que bien se podrían manejar con un poco de intuición, lógica y sentido común. Por los trabajos que se realizan en la autopista General Rumiñahui y su periferia se producen a diario aglomeraciones monumentales. El día jueves 19 de septiembre, 09:45, conduciendo desde San Rafael hasta la avenida Mariana de Jesús cronometré el récord de una hora y cuarenta y cinco tormentosos minutos de recorrido, de ellos sesenta corresponden a un espacio de no más de un kilómetro en el carril oriental en el que conductores de transporte pesado y liviano peleábamos por un espacio colapsado. ¿Quién supervisa? ¿Quién piensa? A nadie se le ocurre abrir a tiempo el carril central libre en ese horario, tampoco que el costo de reparaciones “por tramos” aumenta. La solución no es poner más cabinas de peaje sino obligar a todos los residentes y transportistas frecuentes a tener TAG –telepeaje- para que fluya el tráfico. Las zonas laterales del nuevo y antifuncional paso deprimido entre las avs. Ilaló y Amazonas colapsaron apenas inauguradas y se estrecha la vía en el puente 9 para construir otra depresión. ¿Quién fiscaliza?

Para variar, lo comentan tantos, en varias calles de Quito si un auto o un medio de transporte se daña, descarga mercadería o se estaciona, el tránsito se estanca; vemos incrédulos aumentar las zonas restringidas por el I. Municipio, no se construyen soluciones de parqueo, algunos vendedores de minutos en las calles brillan por su ausencia mientras otros aprovechan. ¿Quién decide?

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