Yo sé que en los duros momentos que pasamos estamos medio como enemigos del Estado, de todo lo que es público. Pero hay cosas que uno tiene que aprender a reconocer y que nos benefician. Estoy cansado del egoísmo y de la falta de objetividad a la que nos hemos visto inmersos todos los ciudadanos. Por eso, se me ocurrió contar algo que creo que se ha hecho por mí y por muchos barrios que están alrededor del lugar donde vivo. Nos hemos visto injustamente golpeados por una arteria sobrecargada de tráfico durante muchísimos años.
El pedido constante era que se cambie la situación infernal que vivíamos. Nadie nos hacía caso. Soy universitario y salía todas las mañanas en mi bici a la U. Toda la ilusión del día se me iba al sacar la bici del garaje a la av. Granados: miles de carros, gente atormentada por que se le iba el tiempo, contaminación y ruido. Todo el que transitaba por aquí estaba desesperado porque llegaba tarde a su trabajo y las largas filas dejaban era impaciencia e insultos entre los que conducían vehículos. Además, el transporte público no ayudaba en nada.
Ahora salgo y el intercambiador es imperceptible, la paz volvió. Hubo tiempo de construcciones que generaron problemas, pero para mí, valió la pena. Ya no tenemos que estar insultando a nadie y ahora los carros fluyen más rápido. Además, los peatones y los ciclistas tienen más espacios y corremos menos peligro al momento de movilizarnos. Hay más rampas y los autos tienen más facilidades de transportarse. Es momento que todos colaboremos siguiendo las leyes de tránsito y más que nada, que nos respetemos. Estamos en un momento terrible en nuestro país y es hora de que los ciudadanos demos el ejemplo de buen comportamiento y aprovechando obras que nos benefician como estas.