El obispo derrochador

El papa Francisco le suspendió -hasta que concluyan las investigaciones- a un prelado de una diócesis de Alemania que habría invertido más de cuarenta millones de euros en remodelar su palacete, desglosados así: museos (varios millones de euros), comedor de 63 m2 (3 millones de euros), patio de mármol, bañera con jacuzzi, etc.; amén de que habría gastado más de 350 000 euros en vestimenta. Esta conducta choca abiertamente con la aspiración papal de que la Iglesia Católica de hoy se parezca a la iglesia de los pobres de Francisco de Asís. El Papa argentino predica con el ejemplo, pues aspira a una fe con obras. Ojalá sea solamente la excepción aquel "católico desubicado", pues la gran mayoría de sacerdotes en el mundo entero tienen una vida austera y de mucho trabajo pastoral, pues su única riqueza es su formación religiosa a base de virtudes y de entrega a una pastoral social, como franciscanos, redentoristas, mercedarios, salesianos y otros más. ¡Adelante! papa Francisco, a poner orden en cierta jerarquía que se ha apartado de la luz del Evangelio y de las enseñanzas del Maestro de Galilea. Sugiero que a aquel obispo derrochador se lo envíe a reeducarse en las favelas de Río de Janeiro, a la India o a África.

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