La controversial polémica que en cierto modo se ha presentado entre el ex Alcalde de Quito y el actual, nos hace recordar ciertas discusiones y niñerías que se escucha en los juegos infantiles: a mi me toca, esto es mío, a mi primero, cuánto me das… Estos personeros deberían recordar que son ciudadanos que se promocionaron para llegar a ocupar esa dignidad. Cualquier representación que se aspire debería estar claro que es de servicio, por lo que debe responder a lo ético y no a las ambiciones personales. Esto significa la búsqueda desinteresada para beneficiar a toda la comunidad. De ahí que el nuevo aeropuerto sin ser la obra espectacular como la que se pensaba, las falencias que presenta son enormes que incomodan a los usuarios nacionales y extranjeros, cuando la congestión vehicular en la única vía obliga a permanecer entre tres horas o más, provocándose pérdida de tiempo, estrés, impotencia e indignación. Esta obra como parte de una necesidad que se tenía para brindar una mejor atención en el servicio de transporte aéreo, se debió empezar por la construcción de vías alternas no politizadas, sino que brinden solución para el beneficio colectivo.