Hay dos temas, trascendentes ambos, de los que se ha hablado con mucha insistencia en los últimos días.
Uno, la apertura que se está propiciando a los mercados exteriores abriendo, nuevamente, las puertas para propuestas bilaterales. Por fin se dieron cuenta que este es un país de ensueño en donde todo se produce y todo se consume, país que pudiera ser de largo una potencia en Latinoamérica, que abriéndose a la inversión extranjera, caso de Colombia, Perú, Chile, Brasil, va a generar finanzas, industrias, comercio, trabajo, disminución de la brecha social. Ojalá que para el efecto se rompan las barreras políticas que existen y se legisle en función de las nuevas generaciones.
Dos, la apertura sin control a la “libertad y derechos” de niños y jóvenes para su sexualidad. Mire nosotros también fuimos adolescentes y jóvenes y nuestros sistemas hormonales y biológicos fueron los mismos, pero teníamos principios. Tuvimos la formación y la responsabilidad que se inició en la familia y en los medios de educación y no nos pasó nada, ni perdimos nada.
Ahora desde niñas y niños -12 años- se les abre la facilidad de obtener gratuitamente preservativos y abortivos de todo tipo, ¿cómo así?, ¿a qué los va a conducir esto?, al libertinaje, promiscuidad, enfermedades, embarazos no deseados, abortos. Las jóvenes generaciones y las próximas nacerán con el impacto de que la moral no existe, de que todo es permitido y que nunca habrá consecuencias. ¡Por favor!