Nuestro país vive el peor momento de su historia, una crisis política generada por un gobierno sin escrúpulos con un liderazgo nefasto que desde su inicio ha implementado la estrategia de dividir clases, regiones, provincias, familias, atropellando todo lo opuesto a su ideal, prensa, periodismo libre, libertad de pensamiento, expresión. Hemos sido testigos de la poderosa mano de una justicia parcializada, reestructurada precisamente para abrir trocha hacia el abismo antidemocrático del siglo XXI. Todo ello ha sucedido con la aprobación de ingenuos sin norte que suman muchos votos y desgraciadamente también, con el silencio de la mayoría cómoda, apática, cómplice, mezquina y esclava de quien se cree el todopoderoso; cerca estamos de ser la segunda chavezuela del continente, vamos con el mismo rumbo, la misma ideología, compartiendo desequilibrios sociales, empantanamiento político y desastre económico como fruto del brutal despilfarro en la difusión doctrinaria de la mediocre obra pública. ¿Cuándo acabaremos por ser solidarios entre ecuatorianos, luchar por un mejor futuro dejando el conformismo de lado?