Me pregunto si el Gobierno de la revolución ciudadana hubiera reaccionado con igual entusiasmo y amistad hacia Julián Assange si las mujeres que lo acusan de violarlas no fueran suecas, sino ecuatorianas, y si los documentos diplomáticos que robó no hubieran sido del Dpto. de Estado de los EE.UU. sino del gobierno de Cuba, Venezuela, Irán o Bolivia.
Me quedo con la pregunta.