No importa lo que digan las mayorías acerca de los matrimonios entre personas del mismo sexo, acerca del aborto, la fornicación o el adulterio. No importa si ellos justifican la guerra, las matanzas, las hambrunas, la destrucción y la muerte, con argumentos irrebatibles. No importa si los descarados justifican las mentiras y los robos, diciendo que son males necesarios. No importa si con exquisitos manjares, embriagantes bebidas y malévolas intenciones nos quieren engatusar y hacer creer que lo bueno es malo y lo malo bueno. No importa si con gruesos epítetos y perversos calificativos intentan romper y destrozar la dignidad ajena, haciéndonos creer que obran con rectitud.
Al final del camino, con luz refulgente y sempiterna brillarán la verdad, la santidad y la justicia. Al tiempo de la siega, la cizaña será quemada.