Mucho... y para qué!

Cada vez que el Gobierno señala lo que los anteriores no hicieron, es inevitable pensar en la enorme diferencia de recursos. En los últimos 6 años el Estado ha recibido mucho más que los últimos 20 años juntos, y en dólares. Comparativamente se puede establecer el gran esfuerzo que antes se hizo por mantener un equilibrio en el país y viendo las deficiencias actuales hasta se concluye en que lo poco rindió mucho más.
Con tanto dinero es censurable y sin excusa que hayan escuelas cayéndose de viejas, que los enfermos graves no sean hospitalizados porque no hay camas, que haya desabastecimiento de medicinas y gas, que adonde miramos nos encontramos con la delincuencia organizada, que los problemas de tránsito y de inseguridad siguen creciendo porque no hay control y porque la impunidad campea en todo, impidiendo que algo se pueda enderezar.
Se suponía que el tope del desarrollo era la falta de recursos pero esto es parte de nuestro pasado, nuestro abundante presente está carcomido por la política económica gubernamental del consumismo y no de inversión para nuestro crecimiento, el gasto indiscriminado crece empañetando la conciencia ciudadana, pues aparentar es lo que mejor hace la abundancia mal empleada. Parece que esto seguirá en auge porque mientras más problemas dan sus “amigos” en el Oriente
Medio más dinero tenemos...
¡y para qué!

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