Al contrario de lo sucedido en redes sociales, debe motivarse a jugadores que se sacrificaron desde jóvenes para consagrarse a esta vocación y proyecto de vida con concentración, resiliencia, creatividad, inteligencia y enorme esfuerzo físico.
En este deporte –convertido en espectáculo- opera la incertidumbre y no la ‘lógica’ para el resultado de un partido (Carrión, 2017). ‘Si se puede’ ‘etiquetar’, convenciéndonos como sociedad, de que si podemos ser los primeros del mundo.
No se debe pretender ‘dirigir’ desde la grada, humillando con agresiones verbales o racistas. Hay que desterrar la violencia en estadios y redes. Si la sociedad no se autocontrola, este tipo de linchamiento debiera ser tipificado. Hay que desterrar del Ecuador la ‘voluntad de fracasar’, erradicando esta mala conducta, aprender de los fracasos y motivar, independientemente de los resultados, como lo hicieran los técnicos años atrás cuando llegamos a los mundiales.