Los libros de historia registran que, Fidel Castro y el Che Guevara, tras haber tomado el poder por las armas en 1959, ordenaron el fusilamiento de muchas personas y eliminaron a sus opositores. ¿Merece un monumento el Che?
Si los detractores de Febres-Cordero se oponen a un monumento para recordar su trabajo por Guayaquil, con este mismo criterio se debería retirar algunos bustos y retratos de gobernantes ecuatorianos que manejaron al país con sable y fusil. Dejemos que sea la memoria del pueblo quien se encargue de señalar aciertos y errores de sus hombres. Basta invocar la Constitución: “Nadie puede ser discriminado por…”