Finalmente, el secreto peor guardado de este hemisferio ha salido a la luz, el diario abc de España se ha encargado de retratar la triste realidad en la que se debate el sistema de salud cubano. Hospitales desvencijados, desprovistos de insumos, medicamentos, agua, alimentos, focos y colchones, atendidos por médicos frustrados cuyos salarios fluctúan entre 16 y 23 dólares mensuales. Allí recibe atención gratuita y universal el cubano común y corriente, mientras tanto, los altos jerarcas del Gobierno o los extranjeros, si pueden pagarlo, van al Cimeq (Centro Médico de Investigaciones Quirúrgicas). Allí, entonces, el acceso ya no es universal ni gratuito. Pese a las evidencias, la maquinaria de propaganda del Régimen castrista, con el descaro de siempre, exhibe el “mejor modelo del mundo”. Como siempre hay incautos que creen a pie juntillas todo lo que les cuentan, viajan allá para operarse hasta de la rodilla. Tras los pésimos resultados, y sin escarmentar, nos quieren convencer de las bondades del sórdido modelo y pretenden que nos aventuremos en el mundo de la fantasía. La sostenibilidad de un sistema de salud tiene que ver con su financiamiento, no con la propaganda.